Adolfo Santiago Durán Sánchez
Indiscutiblemente que en la primera semana de campañas no todo es como han perfilado los medios de comunicación sobre las tendencias electorales que avasalladoramente dan un triunfo inminente a los candidatos del Partido Revolucionario Institucional. Antes del inicio formal de éstas, perecía que no había otro partido y que la oposición sólo se mantenía a la expectativa de un milagro.
Las encuestas en los dos últimos años dieron pocas esperanzas a los opositores al tricolor, pero en el arranque se evidencian que han sido artículos etiquetados para hacer creer a los electores de que sólo hay una opción, pues la tendencia ha cambiado y al candidato a gobernador, Rafael Moreno Valle, que pensaban sólo participaba por orgullo, ya los tiene en vilo.
Basta recordar que el actual presidente de la República, Felipe Calderón, remontó las tendencias que daban como ganador a Andrés Manuel López Orador, y que en las recientes elecciones de diputaciones federales (julio 2009), en la misma entidad poblana, el priismo arrasó las elecciones con muchos pronósticos en contra.
En unos meses veremos si la coalición Compromiso por Puebla revierte la tendencia mediática y en la realidad obtenga los votos necesarios para gobernar. Aún no sabemos si el bloque opositor tendrá alguna estrategia para facilitar el camino a sus candidatos.
Sin duda las encuestas tienen sus bemoles, pues salta la duda: para qué presumir que tal o cual candidato va ganando cuando el voto lo favorecerá. Se ha convertido en un instrumento de campaña que busca posicionar o poner en la mente de los electores quién es el que debe triunfar.
La ciencia política aplica diseños de investigación casi experimentales, utilizando herramientas de la estadística; pero el método se ha aplicado indiscriminadamente porque se desconocen los supuestos, no se considera el análisis de varianza y tampoco se establecen variables de control; pero la principal es porque son por encargo, a modo del que paga.
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