Adolfo Santiago Durán Sánchez
Qué hacer cuando los índices de pobreza extreman la brecha entre ricos y pobres, será que el camino va rumbo a la desaparición de la clase media, pareciera una aseveración drástica. Pero el hecho es que el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) publicó que la pobreza en México aumentó de 44.5% en 2008, o sea 48.8 millones de personas, a 46.2% en 2010, lo que representa que 52 millones de personas son pobres. Y la pobreza extrema pasó en ese mismo periodo de 10.6 a 10.4, lo que hace mantener la cifra de 11.7 millones de mexicanos en esa condición.
Es claro que la decadencia se nos muestra en cifras, las cuales indican los retrocesos y las demagogias de los discursos de los gobernantes. No son coherentes con la realidad. Es una lógica simple, los números no mienten. Entonces los señores que nos gobiernan no son sinceros. No vamos hacia adelante, sino para atrás, como los cangrejos.
Entonces la libertad, la democracia, los principios de igualdad, dónde se hallan en los pobres, será que no los alcanzan a tener por ser pobres.
La reducción de los ingresos, la carencia alimentaria y la crisis financiera mundial desnutren las ideas, las creatividades y los ingenios para dar respuestas a millones de marginados, que absorben a otros hacia el mismo camino.
Y la única identidad es la condición en la que se encuentran estos millones de mexicanos, pero sin conciencia de clase, sino como una masa a la deriva. Eso sí penetrada en lo privado por lo global.
La caída de lo político sigue en declive y por tanto las reglas del mercado nos están determinando.
Así entonces los partidos políticos se han transformado en agentes electores y no son defensores de un proyecto de sociedad. El espacio social y político se vacía, dominado de un lado por las realidades técnicas y económicas, y de otro por el empuje de los nacionalismos o de los integrismos religiosos, además de los problemas de la vida privada.
¿Puebla tendrá un proyecto, o sólo serán andanadas de moralidad invaden los discursos políticos?
Qué esperamos los poblanos, hacia dónde vamos. Vemos con tristeza más un deseo personal de un proyecto personal o de grupo que un plan para la mayoría. Así parece.
En todo caso Puebla requiere de una política adecuada de comunicación social, no boletinera, que permita a la gente común y corriente se oriente y se sirva de los programas sociales, de los beneficios que pueda obtener del gobierno, de las instituciones, los cuales siguen siendo insuficientes.
Falta que los medios dejen de ser sólo la plataforma de intereses políticos.
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